"La experiencia chilena se repite con
similitud en todos los países que han pasado por el proceso de aplicar el shock
económico creado por Milton Friedman. En esos Estados también existe corrupción
en las privatizaciones, remuneraciones que no crecen en paralelo al PIB,
aumento en las desigualdades en la distribución de las rentas, millones de
consumidores abusados, niveles crecientes de desocupación laboral, desaparición
de miles de medianas y pequeñas empresas, concentración en grandes empresas,
etc. Inclusive se aprecia aumento de la delincuencia, atribuible en gran medida
a la falta de oportunidades para sus habitantes, siendo las clases medias y
populares los grandes perjudicados.
Ozren Nikola Agnic
Krstulovic
PERDONES Y PERDONAZOS.
Senador Hernán Larraín, pide perdón por las violaciones a los DD.HH. |
Variopinto,
es lo menos que se puede decir sobre este acto tan humano de la constricción y
que debido a la conmemoración de los 40
años del golpe militar muchos piden y otros niegan como si fuera un festival de
penas capitales incumplidas o una avalancha de tiendas multicolores cegada por
los reflectores de un programa de talentos -o menos talentosos- Salte si puede,
o Si lo sabe cante.
De hecho pocos -casi ninguno- son los que
teniendo en la memoria lo que por lejos debería ser público, continúan
guardando horrorosos pactos de silencio, obligando a muchos de sus hermanos a
perpetuar uno de los más crueles episodios que los seres humanos puedan
soportar: dejar atrás la memoria de sus
seres queridos para siempre y abandonar la idea de la justicia. O sea, borrón
y cuenta nueva. Es lo pretendido
por los usurpadores y por los revisionistas de la historia, al revés de quienes
debieron soportar el espanto del castigo.
Tal
vez, ellos -los familiares incompletos- mejor que nadie entienden que el perdón
no sólo se remite a la acción de pedirlo, sino al hecho inseparable de redimir
la pena y alcanzar algún grado de libertad en medio del cautiverio: No basta la alocución, el fonema esparcido
ante las cámaras cual impostación de la voz en un teatro, dicha sinceridad debe
acompañar actos reales de mitigación -al menos-
del daño causado.
Evelin Matthei, candidata de la derecha |
Tenía
sólo 20 años dijo la candidata aliancista -no tengo por qué pedir perdón- Dicho argumento escala por si solo el pobre
nivel que aún persiste en gran parte de la derecha dura y evidencia la
precariedad de este sistema cuasi-democrático, porque par ser democrático está
lejos de fomentar la intervención popular donde la ciudadanía tenga recursos
verdaderos de participación, de consulta y mucho menos vinculantes. (La firma del convenio 169 de la OIT es sólo pirotecnia incumplida).
Los
ciudadanos han sido arrastrados a la ilusión democrática de concurrir al acto
eleccionario como si fuera el único instrumento de libertad, de manera que
votan por alguien que poco y nada conocen, que ha surgido la mayoría de la
veces de mecanismos “dedocráticos” y que después los ven tarde mal y
nunca. Nos queda -me incluyo- una
sensación amarga de haber ayudado a alguien a ser el titular de alguna pega por
un par de años, y del cual nunca tendremos la oportunidad de revisar qué hizo,
e incluso objetarlo si el susodicho derechamente se fuga con las latitas (o se
arranca con los tarros).
Ni
hablar de la representación, el binominal, los feudos municipales, Etc. No es raro entonces encontrarse con una juventud
apática, que “no está ni ahí” con los políticos, se sienten vulnerados en sus
anhelos más profundos, porque de temprano comprenden que las oportunidades no
son para todos, y que el futuro está fijado por la atrocidad del determinismo, por el nivel socio-económico, ya que el
mercado lo regula todo, por sobre el talento y las personas. Claramente comienzan a desprenderse del
cordón umbilical que los mantuvo en la tibieza y el sopor del sueño americano
para despertar de bruces en un americanismo del tercer mundo: el calvario de
ser pobres.
Cada
vez menos jóvenes creen en las palabras de su pastor, sobre todo cuando la
iglesia es parte del negocio, y se crean comisiones pastorales donde se llama
-de buena fe- a ser honestos con los más pobres, apelando al sentido ético y
familiar.
Monseñor Goic |
Creer
que de pura buena onda subirán los sueldos porque el curita lo pidió es
simplemente ilusorio. Los sueldos son
parte del engranaje de los costos directos en el proceso de producción, son el
“ítem ajustable a la baja”. Así el
capitalismo entiende la economía, y no sólo la entiende, sino que demás la
defiende groseramente: Matthei empapeló
al curita Goic el año 2007 (a propósito
del sueldo ético) enrostrándole que él “no tenía idea de economía”. Por eso no es una opción real.
Cuando
un sistema resulta indolente al clamor
popular, cuando sus “representantes” representan intereses muy lejanos, mejor
dicho derechamente “no representan” el mandato de las urnas, de quienes
confiaron que los defenderían ante el poderoso, cuando el Congreso es más una sastrería y una
consulta del lobby que el lugar democrático por excelencia, entonces no es para
nada raro que se desprecie la política y se desconfíe de la tarea de los
legisladores.
Desde
ese punto de vista, disfrazar la lucha de clases no deja de ser una solución
cosmética. Todas estas recetas de medias tintas, en la medida de lo posible,
éticas, son un ingrediente retardario a la verdadera democratización del
trabajo.
No
pueden ser los trabajadores quienes soporten, con la brutalidad del recorte,
las ganancias de las empresas.
Milton Friedman, (el Sr. del Shock) felicitado por el presidente Bush |
Pero
toda la “democracia” post-Pinochet es así:
Las empresas intervenidas, ya no por el Estado, sino por quien las
remató a precio de huevo y sin licitación, las estratégicas ya no lo fueron y
también se vendieron incluida el agua, la luz, la telefonía, los trenes, las de
pensiones –fraude que merece un capítulo aparte- Etc. Todo el país convertido en un emporio
pluri-capitalista rematado al mejor postor y al círculo más cercano del dictador. Casualmente los que hoy están a la cabeza de
las grandes corporaciones y en el Gobierno.
La
ciudadanía es un mero espectador, masa crítica, zona de influencia desde donde
el mercado criollo espera sus ganancias, y en ese empeño se copó todo, la
educación, los diarios nacionales, se ahogó la prensa independiente -el Sr.
Alwin sabe bien de aquello- la televisión, los espacios públicos, la banca resolló de gusto con el Estado por
aval, la salud escaló las más altas utilidades a costa de un pueblo que literalmente
se muere en los pasillos de los servicios públicos atiborrados de desesperanzados
y dolientes.
Neoliberales chilensis |
Sin
duda, Chile fue un experimento, pero creer 40 años después, que el experimento
terminó resulta ingenuo. Entramos en
otra fase del mismo, porque al temor de la vigilancia y la brutalidad del
castigo físico, la persecución, la tortura o el destierro se ha reemplazado por
otros que continúan martillando a una mayoría expuesta a una nueva clase de
castigo inmisericorde: Una avalancha
subterránea, silenciosa como una enfermedad de hipertensión, de la cual se
puede tener conocimiento, pero que casi nadie hace nada al respecto. Nos hemos acostumbrado al síndrome de la rana
hervida, que no reacciona ante calor hasta que se encuentra irremediablemente
cocida, de manera que el bombardeo publicitario indiscriminado, la chabacanería
televisiva -de excelencia- la ausencia de calidad programática reemplazada por
farándula y el culo de la Luly ,
mantiene un estado de idiotez permanente que obvia que en el Congreso se sigue
costureando el mejor de los trajes para la Ley de pesca o para Monsanto.
En
esta nueva fase del neoliberalismo, el común de los mortales es fieramente
avasallado, subyugado por capital sin rostro, no sólo La Polar y la indecencia del
atropello institucionalizado, sino todo el resto del retail, todo el aparato
financiero, los bancos los seguros, las contribuciones fiscales y municipales colaboran
a la asfixia de una sociedad desfalleciente.
El modelo así, es hijo del terror, y pedir perdón resulta fácil cuando
no hay nada que obligue a resarcir de nada
a los doblegados de antaño y a los nuevos doblegados de la usura
legalizada a cambio de la “gobernabilidad”.
Todo
a cambio de la gobernabilidad, de manera que resulta clarificador saber que la
urgencia de la justicia pasa a segundo plano en pos de la urgencia de los
negocios. Ese y no otro ha sido el
tenor de las últimas décadas, cuando los políticos se convirtieron, junto al
gran capital, también en comerciantes y
se dedicaron a salvaguardar sus negocios antes que a la verdad.
El
experimento neoliberal deja así los clamores de justicia, y en “estado de indigencia
asalariada” al pueblo trabajador, que por mucho que trabaje no eleva su nivel
de vida, más bien trabaja para comer, pagar y endeudarse, a quedado a la
deriva, abandonado de la mano de Dios, y a su propia suerte como un barco de
papel en la tormenta.
Ya
no espero que la derecha pida perdón sólo por los desaparecidos, aquí hay una
camada entera de técnicos, Chicago boys, gerentes y especuladores, que son los
responsables del enriquecimiento ilícito, que empobreció a generaciones enteras,
(las mismas que inundarán el país de mendigos con sus pensiones
miserables), esos que aún se vanaglorian de sus logros ejecutivos, quienes hoy
todavía navegan en las aguas de la soberbia, dictan cátedra a los ilusos y
aparecen como respetables y blancas palomas.
En
todo caso, en este Chile al revés, si hablamos de perdón, el más grande fue el que el Estado le concedió Johnson. Ese si que fue grande. Las chauchas disgregadas en el desierto y en
el fondo de los mares, esas, seguirán
esperando.
“De lo que se trata es sustituir la
autodeterminación nacional, que se ha practicado durante siglos en el pasado,
por la soberanía de una elite de técnicos y de financieras mundiales. Todo lo que necesitamos es una gran crisis y
las naciones aceptarán el nuevo orden
mundial.”
David Rockefeller.
Gabriel Reyes.
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