lunes, 2 de septiembre de 2013

"La experiencia chilena se repite con similitud en todos los países que han pasado por el proceso de aplicar el shock económico creado por Milton Friedman. En esos Estados también existe corrupción en las privatizaciones, remuneraciones que no crecen en paralelo al PIB, aumento en las desigualdades en la distribución de las rentas, millones de consumidores abusados, niveles crecientes de desocupación laboral, desaparición de miles de medianas y pequeñas empresas, concentración en grandes empresas, etc. Inclusive se aprecia aumento de la delincuencia, atribuible en gran medida a la falta de oportunidades para sus habitantes, siendo las clases medias y populares los grandes perjudicados.

Ozren Nikola Agnic Krstulovic



                     PERDONES Y PERDONAZOS.



Senador Hernán Larraín, pide perdón por las violaciones a los DD.HH.


Variopinto, es lo menos que se puede decir sobre este acto tan humano de la constricción y que debido a la conmemoración de los  40 años del golpe militar muchos piden y otros niegan como si fuera un festival de penas capitales incumplidas o una avalancha de tiendas multicolores cegada por los reflectores de un programa de talentos -o menos talentosos- Salte si puede, o Si lo sabe cante.

De hecho pocos  -casi ninguno- son los que teniendo en la memoria lo que por lejos debería ser público, continúan guardando horrorosos pactos de silencio, obligando a muchos de sus hermanos a perpetuar uno de los más crueles episodios que los seres humanos puedan soportar:  dejar atrás la memoria de sus seres queridos para siempre y abandonar la idea de la justicia.  O sea, borrón  y cuenta nueva.  Es lo pretendido por los usurpadores y por los revisionistas de la historia, al revés de quienes debieron soportar el espanto del castigo.

Tal vez, ellos -los familiares incompletos- mejor que nadie entienden que el perdón no sólo se remite a la acción de pedirlo, sino al hecho inseparable de redimir la pena y alcanzar algún grado de libertad en medio del cautiverio:  No basta la alocución, el fonema esparcido ante las cámaras cual impostación de la voz en un teatro, dicha sinceridad debe acompañar actos reales de mitigación -al menos-  del daño causado.


Evelin Matthei, candidata de la derecha
Tenía sólo 20 años dijo la candidata aliancista -no tengo por qué pedir perdón-  Dicho argumento escala por si solo el pobre nivel que aún persiste en gran parte de la derecha dura y evidencia la precariedad de este sistema cuasi-democrático, porque par ser democrático está lejos de fomentar la intervención popular donde la ciudadanía tenga recursos verdaderos de participación, de consulta y mucho menos vinculantes.  (La firma del convenio 169 de la OIT es sólo pirotecnia incumplida).

jueves, 18 de octubre de 2012

¿CRISIS FOTOGRÁFICA?




Se puso de moda luego del Te Deum ( A ti Dios) de fiestas patrias, cuando Monseñor Ezzati dijo que algo no andaba bien entre los chilenos y la causa no era otra que esta crisis de confianza entre el gobierno y los ciudadanos, entre los ciudadanos y los conciudadanos, y entre los conciudadanos y los re-contra ciudadanos, de manera que por culpa de esta crisis los pobres eran pobres y los ricos más ricos.

No sé si concuerdo con monseñor, pero lo cierto es que las crisis son las culpables de casi todo, las hay desde las morales hasta las circunstanciales, las de representación y las evolutivas, y hablaron de ellas desde Heródoto, pasando por Plutarco, Sófocles e Hipócrates, por lo que enumerarlas aquí sería a estas alturas francamente inoficioso.

Ellas le pueden a uno cambiar si no la vida, al menos la perspectiva de mirar el mundo, el cual se supone rutinario y a veces hasta aburrido, o de cómo por culpa de estas crisis,  el mundo que normalmente nos rodea puede vernos con otros ojos, porque de un momento a otro ya no somos dignos de confianza o mejor aún, de indiferencia pura, esa que nos hace transitar por la calle como una hoja anónima sacudida por el viento de otoño,  sin amigos, sin compañeros, pero sin la policía detrás, o sin la perorata del cobrador de turno, porque a menudo las crisis financieras nos apretan más de lo deseado y de verdad quisiéramos ser invisibles hasta que pase el  aguacero.  Claro que las pócimas secretas no son públicas –por desconfianza digo yo- entonces no queda más que abordar de nuevo el barco y seguir remando hasta salir a flote.

Pero estas crisis, que separan y dividen, nos obligan a mantener el espíritu crítico y de alguna forma vamos impidiendo tragarnos  lo que se diga de manera rampante –en la prensa sobre todo- máxime si hoy por hoy más que nunca “el papel aguanta todo” y una de las mejores maneras de aguantar todo es no decir nada o darle al bombo con noticias que no son noticia de manera que en primera plana da lo mismo un  titular sobre si la educación será gratuita o si la belleza se toma el salón del automóvil. 

Pero esta crítica es la que va desbrozando los impíos matorrales de la contaminación periodística de manera que nos lleva a manejar elementos diversos y hacer criterio sobre la cosas, nos obliga a pensar y a producir análisis más reflexión, de manera que hasta es probable que en nombre de estas vapuleadas crisis emerjan mejores argumentos y buenas conclusiones, sobre todo en un país como el nuestro, donde si de crisis se trata han aterrizado casi todas sobre su larga faja, y las que no han dado de plano, al menos nos han zamarreado con sus coletazos.  Imposible olvidar la crisis asiática por ejemplo, o la gripe aviar y el sustito que nos obligó a andar con mascarilla hace solo unos añitos.  Las internacionales y las chilensis nos van poniendo dura la dermis, pero las que atacan la confianza debe de ser una de  las más severas que se pueden soportar.  Si no, por qué tanta tele y tanto titular juntos. 



 Pero sin lugar a dudas, aquellas caseras, esas que están aquí mismo a la vuelta de la esquina, las que no se notan, porque de tanta ocurrencia “pasan piola”, esas para mi son las peores.  Está bien si  sacamos fotos en la Línea de la Concordia, pero cuando te hacen saber que esa línea está a un par de cuadras de tu trabajo uno comienza a creer que las desconfianzas son apoteósicas, o que definitivamente algo poderoso nos separa como hermanos y como seres humanos.   Y ni siquiera  lo digo por las fotoshopeadas palomas con que nuestros candidatos ensucian a diestra y siniestra las ya saturadas calles porteñas, con mucho de imágenes y muy poco de propuestas, cuando no de insana e irresponsable demagogia.

Me ocurrió esta mañana en el “Banco de Todos los Chilenos” cuando tuve que hacer la fila de atención al cliente, una larga y serpenteada fila donde las personas éramos como anillos de una cascabel, movedizos, ruidosos, a veces cadenciosos y por último aburridos de la lentitud con que los cajeros van tragándose a sus distinguidos clientes.  Fue ahí cuando me abordó la fatal crisis de la lata.  Lateado entonces, comencé a  mirar las otras filas que se deshacían como una tenia, segmento a segmento.  Muchos de ellos con sus caras metamorfoseadas por quien sabe cuántas crisis internas.  Me lo decían sus expresiones, sus ojos perdidos en los hoyos del techo en reparaciones, sobre todo esa actitud laxa de cuando los cuerpos están en un lugar físico pero sus mentes deambulan muy lejos del mismo.  Así,  como en las grises paredes de los hospitales públicos.     

Estaba en eso, cuando de pronto mi vista tropezó con un letrerito anaranjado pegado en una columna cercana, donde alegremente anunciaba:  “Queremos entregarle un mejor servicio.”  Era un letrero destacado adosado a la parte clara de la columna, de manera que resaltaba en el  interior.  Había sido puesto allí intencionadamente, a la altura de los ojos, para que todos pudieran verlo, así como el “merchandising” de los supermercados para los productos destacados, esos mismos que pagan por estar ahí tan cerca de los sentidos humanos.  Eso fue suficiente para llamar a “Los relojes blandos” de Dalí.  

Esa pugna entre lo consumible y lo sustancial contraponiéndose a la dureza de lo impenetrable, a la dureza de la realidad:  Dos cajas abiertas y siete u ocho cerradas.  Y un reguero de personas en la indiferencia del realismo.  A fin de cuentas solo son números, dígitos que crepitan en el fuego frío de los estados de resultados y que no ameritan la gentileza de otros cajeros atendiendo sus demandas.  De ahí la displicencia de un letrero mentiroso que se burla de los más humildes, porque ese es el segmento que atiende el banco otrora de todos los chilenos.  De ahí a la crisis conciente del mundo de los sueños solo un paso.

Saqué mi celular y apunté a la columna como quien pone en la mira una víctima indefensa y disparé contra el letrero.  (Aclaro que salió tan movida que no fue posible subirla, pero cualquiera que pase por el centro puede verlo).

Lo más probable es que entre el cemento y yo hubiera un hito invisible que comprometiera la seguridad nacional, porque raudamente cual astutos y sagaces celadores se me acercaron dos uniformados azules con cara de desconfiados para consultarme en un tono  más imperativo que interrogante si es que este ciudadano estaba cometiendo el ilícito de tomar fotografías, lo que estaba “terminantemente prohibido”.

-Es que no se puede- me indicó el guardia más alto, quien poniendo cara alargada y la boca apretadita (difícilmente para darme un beso, porque pinta de gay no tenía, tal vez para verse más grave y circunspecto) me indicó con ínfulas de superioridad que él era el “jefe de seguridad”.
-Porque está prohibido reiteró.

Ante la contundencia y la claridad de la respuesta, y debo confesar que algo confuso por la ardora del argumento, resbalé a la tentación de preguntar si los temores de aquel acto deleznable eran por si podría ser utilizado en un asalto, ante lo cual no dudó en contestarme: “claro que si, y ya sabemos a quien nos vamos a dirigir en caso de”.


El asunto es que en menos de un minuto había pasado de ser un distinguido cliente a un potencial  sospechoso de un asalto, y por qué no, hasta de un probable secuestro de alguna primaveral secretaria –porque lindos ejecutivos acá no hay- o  lo que es más grave aún, hasta de un probable y macabro atentado terrorista donde las víctimas podrían ser trabajadores, oficinistas y señoras con guagua.

Está claro que estas crisis de desconfianza están atacando el corazón de los chilenos.  Y como dijo Aristófanes mucho antes de Cristo:  “La desconfianza es la madre de la seguridad.” y aquí –en Chile- la seguridad es el alma máter, la piedra angular que garantiza el funcionamiento del país, si no, para qué tanto despliegue policiaco en comunas tan pequeñas como Ercilla, donde de puro desconfiados se utilizan carros celulares, lanza-aguas, zorrillos, guanacos, helicópteros y tanquetas desproporcionadamente.  Tal vez al ministro Hinzpeter le reverbera demasiado las palabras del poeta peruano Micky Bane cuando dice que “No confíes ni en tu sombra. Y si tu reflejo en el espejo aparece sospechoso, dispárale.”  Pura desconfianza, digo yo.

También me queda claro que el poder de las cosas sobrevivirán a los mortales y sus sentimientos, que en el universo de esas cosas que antes eran platos o guitarras, ahora están también los bancos, las sociedades sin rostro, las filiales trans-nacionales y el oscuro mundo de   
la especulación financiera.

Ya lo intuía la Nobel Polaca Wislowa Szymborska en su poema Museo:


Hay platos, pero no apetito.
Hay anillos, pero no amor correspondido,
desde hace al menos tres siglos.

Hay un abanico, pero ¿qué fue del arrebol?
Hay espadas, pero ¿qué fue de la ira?
Y el laúd no suena entre dos luces.

(Fragmento)



Gabriel Reyes.
Cónsul para Puerto Montt
de Poetas del Mundo
Chile.

lunes, 28 de mayo de 2012

RE-FORMA



Anuncio de re-forma tributaria

Recuerdo a mi profesor de sexto básico:  “La cuna del progreso está dada por el esfuerzo”.  Desde chico nos enseñaron la importancia del ahorro, ese pequeño capital que un día sería la base del emprendimiento, para que con el empuje y la perseverancia aportemos al engrandecimiento de Chile.

Recuerdo el énfasis, las pausas de la voz, la solemne gravedad de aquel discurso frente a nuestros rostros atónitos.   Aquellas frases repletas de la enérgica convicción que los profesores de antaño infligían a la clase, donde el silencio más absoluto acompañaba aquellas palabras sinceras y refrescantes como un río de sabiduría sobre nosotros, sedientos y deseosos de descubrir los secretos de la vida.

Bellos y lejanos días de aquellas aulas maravillosas donde las pausas y los silencios eran compañeros inseparables del respeto mutuo entre profesores y alumnos, parte de un discurso hoy en vías de extinción, y en algunos casos definitivamente fenecido.  Pero la vida sigue y sus caminos  endilgan lejanos horizontes y recovecos jamás imaginados.  Recuerdo que quería ser médico, así podría mejorar a la gente, también periodista, dibujante o fotógrafo, tal vez actor de teatro, con ese misterio del escenario a media luz.  Sueños que se torcieron como volutas de humo, hasta convertirme en contador, cumpliendo el  sueño de mi padre -porque antes los hijos acataban sin demasiadas dilaciones la decisión paterna-


Así los numeritos han sido buena parte de casi toda mi vida, no digo que los amo ni que muero por ellos, pero han sido algo así como una sombra canina, demasiado fiel a pesar de los días nublados.  Los rigores del destino -y de la historia- me hicieron independiente, o sea, cautivo del emprendimiento forzado, única manera de dejar de ser cesante, de tal foma que había que ganarle al oscurantismo y levantar la cabeza con orgullo.

Siempre pensé que el trabajo dignifica y como tal, de alguna forma, llevaría a cabo las enseñanzas que antaño mis humildes profesores habían inculcado a fuerza de consejos y abnegada formación docente.

Más tarde o más temprano se comprende que el mundo ideal está re-contra lejos y muchas veces hay que raspar los dientes contra una realidad tan distinta de la tibieza de aquellos abnegados esfuerzos de antaño. 

Como contador, he tenido que luchar incansablemente para entender la tributación desde la lógica del legislador (muy distinta a la cotidiana) incluso desvestirme de mi propia convicción para formar parte de un mundo supuestamente neutro y por sobre todo garante de la fe pública.  El ejercicio de mi profesión me ha llevado por los vericuetos y volteretas que dificultan la comprensión de antojadizas y muchas veces abstractas formas con que el legislador construye su maraña legal, en un andamiaje de finísima arquitectura, donde solo el ojo experto puede leer y descifrar certeramente (Aclaro que aún gozo de una buena miopía).  De ello depende un buen diagnóstico y por ende una buena solución; y una buena solución debiera ser una buena paga.  (Pura lógica, parece).

Desde ese punto de vista, estimado lector, quisiera permitirme la osadía de comentar someramente algunos pareceres de esta Re-forma tributaria que el Ejecutivo ha despachado con suma urgencia para que el Congreso Nacional la transforme lo más apuradito que pueda en ley, de manera que la recaudación de impuestos crezca al menos en 700 millones de dólares y contribuir al erario nacional, y sobre todo para satisfacer demandas de los estudiantes:  ¿Quién podría negarse a tamañas intenciones?

En primer lugar subir el impuesto de 1º Categoría al 20% para las empresas  suena tan bien que hórridos pataleos se escuchan inmisericordes.  ¿Los escucha usted por los cuatro costados?  Nada más lejano de la realidad,  porque una cosa es como suena y otra es cuán efectivo puede ser.   Subir al 20% un impuesto que luego se otorga como crédito a los socios para que enfrenten su impuesto personal es como cobrar 20 y  entregar 20, de manera tal que la recaudación neta es 0.  Por eso es que esta Re-forma se asemeja más al defecto de forma, que devela de un portazo su grado de imperfección,  el que claramente no llega al límite que debiera.

Pero, ¿y si de verdad hay que pagar más?, el mayor costo simplemente se trasladaría a los clientes vía precio final.  Más simple de lo que parece, porque en un país donde la concentración de la riqueza descansa en un par de decenas de familias, los acuerdos no se hacen esperar.


Esta forma de proceder, es precisamente un molde que se vacía y forma algo que los chilenos ya conocen bien: la continuidad de una estructura insuficiente que una vez más no será bastante para responder las exigencias de un país distinto.

Es que la “Re-forma” -no la puedo llamar reforma- ya que una reforma en serio, por definición,  es aquella que se propone, proyecta o ejecuta como innovación o mejora en algo, y claramente la innovación es lo más lejano que encontramos en este ajustito tributario.

Alguien dirá que exagero, pero sigamos analizando:  “Las familias de clase media por primera vez podrán rebajar los gastos que los hijos incurren con razón de sus estudios universitarios”. ¡Esto si que es nuevo, innovación pura!   Claro que a la luz de una buena vela, la constante de la letra chica hace una vez más su indigna aparición:  ¡Recórcholis!, no son todos los gastos, ni siquiera la mitad de ellos, y de lo rimbombante del anuncio, de bruces  a la destemplada realidad:  Este beneficio es para que las familias rebajen dichos gastos del impuesto Global Complementario, en otras palabras, aquellos que “pagan” Global.  Estimados, en Chile, alrededor del 5% de la población activa paga este impuesto.  O sea que la señora Juanita (con don Juanito juntos) que no llegan entre ambos a un ingreso de $ 700.000 no rebajarán nada.  Es más, alguien más afortunado, que gane unos $ 800.000.- (y que si paga el impuesto único a los trabajadores), en su caso la rebaja alcanzaría a unos $ 1.500.- mensuales.  Eso,  no es “cambiarle la vida a los chilenos” como orgullosamente lo presentó Su Excelencia, y que después burdamente cacarearon los noticieros.  Eso es digno de un insulto que un rábula profiere a la meridiana inteligencia de los chilenos.

Es que así se ha construido Chile, apostando por el leguleyo indocto, por la imperfección de una inexactitud, por la ignorancia de un pueblo que ni idea tiene de un marco tributario que siempre le ha parecido tan ajeno, y donde tan solo un selecto grupo de entendidos navega en la ardora del conocimiento.

Sin embargo el tiempo no pasa en vano y esta juventud nos sorprende cada instante con un resplandor muy diferente a décadas anteriores, los actuales líderes del movimiento estudiantil demuestran que también son capaces de incursionar, para mi gusto -con precisión quirúrgica- en materias que antes estaban vedadas al conocimiento juvenil.  Ello es signo inequívoco que la rueda de la historia no retrocede.  Gabriel Boric, lo dijo con todas sus letras al calificar este ajuste como una típica acción gatopardista (donde se cambian muchas cosas para que todo siga igual).   Clarito.

También se rebajará el impuesto de timbres y estampillas.  Nuevísimo.  Un  tremendo avance para aquellos que mueven instrumentos financieros, compran propiedades y demases.  (O sea, la sra. Juanita otra vez quedó fuera).


Nuevo Sipco, ¿una ley para bajar $ 30 los combustibles?  Los mismos que subirán 30 ó 40 en un par de meses.   Todo un logro, al parecer.  De más está decir que las empresas si pueden rebajar un % del impuesto específico, en desmedro  del ciudadano común que sigue cooperando con la construcción de carreteras que ya están construidas, pagadas y concesionadas -pero que hay que seguir pagando,  ahora a los privados-

Claro que este proyecto nada dice sobre una eventual rebaja del IVA a los alimentos de la canasta básica, por ejemplo, o a los libros, o el eventual aumento del mismo a los artículos de menos necesidad, suntuarios o de lujo.  En otras palabras, los ricos seguirán pagando lo mismo mientras que la gran mayoría a duras penas para la olla hasta fin de mes.    Bueno no nos olvidemos del “güisqui”,  ése va a subir, para descontento de algunos(as).

Pero poniéndonos serios, esta Re-forma (o a-justito) representa en su esencia, el más fiel espíritu de una derecha económica indolente que ni se inmuta frente al clamor ciudadano, y que parece muy cómoda en la desidia, porque la negligencia y la inercia le ha rendido el sabor de una  fruta jugosa y dulce, que mantiene por décadas inalterable la estructura regresiva de los impuestos.



Si de verdad el gobierno quisiera recaudar mayores tributos, en beneficio de los chilenos, como se pregona desvergonzadamente, innovaría en materias altamente injustas y obsoletas:  Nada se ha dicho sobre modificar el sistema de rentas presuntas, donde se tributa sobre el avalúo fiscal vigente de los vehículos de carga.  Pongamos un ejemplo:  Un señor tiene camiones y vende $ 117.000.000.- en el año, ¿cuánto impuesto paga?   Nada, lo que paga mensualmente se lo devuelven.  (el pago mensual del PPM es igual al 0,3% del avalúo fiscal del o los vehículos, y eso, por lo general, supera con creces el impuesto anual, la diferencia  -o sea, casi todo- se lo devuelven).  Claro,  tiene un límite de ventas para no quedar afecto a contabilidad:  3.000 UTM, algo así como $ 118.000.000.-


Pero es peor aún en el transporte de pasajeros, aquí las ventas “no tienen techo”.  Es decir, si un señor vende en el año $ 1.000.000.000.-  ( o 10.000 millones, da lo mismo) tributará bajo esta misma modalidad, claro que sí, es por eso que empresas de este tipo han llegado a tener hasta aviones.  Pero de esto ninguna iniciativa de un gobierno que se presentó ante la ciudadanía como una alternativa de excelencia, solo vista gordita.

Nada se ha tocado ni se ha dicho sobre los Fondos de Inversión Privados, donde hay mucha tela que cortar.

En nada se ha re-estructurado el “Fondo de Utilidades Tributarias”, donde los socios de las empresas -por sus retiros- tributan hasta por el tope del FUT.  Qué significa aquello?  En palabras simples, quiere decir que si un socio (o empresario individual) retira efectivo, va a tributar por ese retiro, pero solo en la medida que la empresa de donde saca el retiro tenga Utilidades Tributarias (o Fut), y si no tiene??  Aquí está la trampita:   saca las platas igual, pero tributa 0, esas platas quedan pendientes de tributación hasta que la empresa tenga Fut.  De esta forma se han sacado miles de millones de pesos sin pagar ni uno.

De más está decir que las compañías pagan buen dinero para que los expertos creen las condiciones en que la empresa de donde se retira tenga pérdida y nada de Fut.  Ello recibe el nombre de “Elusión” y camina por el filo de lo legal, pero su ilegalidad no puede probarse.  No por nada queda la percepción en al acervo popular de que “hecha la ley, hecha la trampa” y algo de ello, acaso no mucho, recorre el alma y los tuétanos de un país que presiente, desde que se tiene razón, esto que la ley es como una telaraña:  atrapa al más chico, pero se rompe con el más grande. 

Hablando de los grandes, por pura casualidad muchas de las mineras están bajo esa condición. -esos son los peces gordos-  Pero no nos confundamos, tener pérdida no significa no tener liquidez (lukas), acá las pérdidas son meramente “técnicas”, de manera que esa misma empresa tiene mucho dinero y también mucha pérdida.


¿Cómo es posible?  Resulta que en nuestro querido Chile, el sistema de Corrección Monetaria, si bien corrige el valor del Activo Fijo (maquinaria que ayuda a desarrollar la actividad) también autoriza a “depreciar” dichos bienes, es decir, les rebaja el valor por el desgaste.  El tema es que también se autoriza depreciar “aceleradamente un bien en un tercio del tiempo normal”, de manera que la pérdida que se produce es un 70% más veloz.  Eso genera la pérdida.  Y si no, aún podemos echar mano  a resquicios como el leasing, donde la pérdida podría apurarse varias veces más.
¿Súper justo, verdad?


Y qué decir de la “Reorganización empresarial” donde el Fisco pierde toda capacidad de tasar los aportes entre sociedades.  Nada raro encontrarse cada cierto tiempo con la “fusión” de grandes compañías, bancos, Retail, Etc.  Y donde se trasladan enormes sumas de mercaderías y de dinero, sin pagar un peso de impuestos.  (digo impuestos en plural, porque no se paga iva ni renta).



Entonces, ya es tiempo de romper el molde de la continuidad.  Chile no puede seguir siendo un país secuestrado por un puñado de sinvergüenzas.  Siempre he creído que mientras más alto podamos llegar, más humilde y más honesto debiera ser el proceder, por respeto a quienes no han tenido la misma ventura, pero el reflejo del espejo me devuelve una sociedad arribista, revolcada en fango de la avaricia, que sigue luchando para conservar sus prebendas a través de la concentración de la riqueza y los oligopolios.

No se trata de transformarse en un erístico propenso a la discusión por el solo placer de la controversia, sino de esgrimir razones técnicas que forman parte de nuestra veleidosa legislación construida al amparo de los Ejecutivos de turno, de las comisiones, y de nuestros honorables, que así las cosas, han demostrado a través de las décadas -incluidas las dos últimas-  que lejos de legislar a favor de sus humildes representados, se han dedicado más a la sastrería, y efectuar trajes a la medida de las compañías y sus lobbys, olvidando sus orígenes, las promesas de campaña y el bienestar de los chilenos.

Una reforma tiene más que ver con la estructura de fondo -incólume en este nuevo proyecto- donde se proponga y proyecte la innovación y no solo tengamos que conformarnos con la suerte que se logre mejorar “algo”, más que conformarnos con la verborrea decadente de un sistema político, que desde hace tiempo, hace agua por todos los costados. 



Estudiantes dicen no a la  re-forma.

Este es un país que se pavonea de sus logros y de su ingreso per-cápita, cercano a los US$ 17.000,  de pertenecer a la OCDE, que se regocija de sus misiones empresariales a través del mundo (con plata de todos los contribuyentes) mientras se esconde las paupérrimas condiciones de vida de la gran mayoría, (el 60% de la población vive con menos de $ 350.000) la insostenible miseria de los hospitales, la desventura de una juventud perdida en las poblaciones más vulnerables, ello no deja más que la huella del oxímoron de una grotesca belleza donde el crecimiento negativo, descaradamente, se barre bajo la alfombra.


“Hay dos panes, Ud. se come dos.  Yo ninguno
Consumo promedio:  un pan por persona”.

(Nicanor Parra).




Gabriel Reyes
Cónsul PPd M para Pto. Montt

lunes, 20 de febrero de 2012

EL ARTE DE LA REPLICA

Teófilo Haro.

La última semana ha estado tan movida que los recuerdos del 27F se agolpan en los medios, donde declaraciones más declaraciones menos, dardos para allá y otros para acá parecen ser la tónica que justifica todo.  Toda la culpa pareciera recaer en uno y otro bando dependiendo de quien vocifere primero y quien replique la réplica del replicador de turno, porque si en algo somos “secos” es en este magnífico arte de  replicarle al otro y ver “la paja en el ojo ajeno”.  Así que a ponerle la firma de antemano que nadie es culpable de nada por las lentas reacciones en el terremoto y por supuesto nadie es culpable de nada en esto de la reconstrucción, porque estamos todos trabajando 24 horas los siete días de la semana.  Acá los únicos culpables son los numeritos, claro, esos que no cuadran por ningún lado y que han dejado de ser objetivos y seriecitos:  El Gobierno dice que llevan un 47 por ciento de reconstrucción, mientras que el Observatorio Ciudadano para la Reconstrucción, de la Universidad de Chile, insiste en esto de replicar que solamente un 10% de las viviendas se han entregado.


viernes, 3 de febrero de 2012

DE TEMORES Y TEMBLORES

El señor de los temblores.
Dicen que el emprendimiento es la cuna del progreso, algo así como “a quien madruga Dios lo ayuda”, así que hay que levantarse muy de madrugada para llenarse de la venia del Señor y caminar con júbilo la senda de esta buena vida.  Porque hay que vivirla aunque a veces nos parezca algo difícil, injusta o desaliñada.

Claro que los titulares matutinos me llevan de bruces a creer que debo ser poco menos que anarquista, antisistema, o por último anti-todo, porque el carepalismo y el eufemismo señorean las portadas como si los lectores fuésemos aquella animalada sin más horizonte que la que enfila directo al matadero.  Aunque la verdad es que de pronto basta mirar las caras de la gente arriba del colectivo o en los paraderos, para creer que hoy mismo nos inducen desde alguna súper galaxia este autodestructivo estado de idiotez casi hipnótico, este cotidiano menester de dejar pasar y dejar hacer.

Es que ya nadie recuerda los versos de (V. Maiakowski, poeta soviético, 1893-1930) en su “Libertad de Expresión”:

La primera noche/ ellos se acercan y cogen una flor/ de nuestro jardín,/ y no decimos nada./ La segunda noche/  ya no se esconden/  pisan las flores, matan nuestro perro/ y no decimos nada./ Hasta que un día/  el más frágil de ellos/ entra sólo en nuestra casa,/nos roba la luna, y/ conociendo nuestro miedo/ nos arranca la voz de la garganta./ Y porque no dijimos nada/ ya no podemos decir nada./




¿Qué nos ha ocurrido, para dejar hacer a destajo y que esta tierra sea la del escandalillo, y el oportunismo disfrazado de la más burda legalidad?  Es probable que después de tanto castigo infligido a punta de terror, de sangre y fuego, Chile pierda el norte republicano y este pueblo se hubiese enconchado en sus temores, en el individualismo inmisericorde de la apatía y el silencio, a pesar de las décadas.   Ortega y Gasset decía que de a poco -como humanos modernos-  cedimos el terreno hasta convertiros en el hombre masa, para dejar que otros decidan.  Que otros se den el trabajo de pensar, así sólo nos dejamos llevar por esa gran ola del desgano, entregando la voluntad a un grupo de mercachifles.

Es cierto que de pronto un nuevo Chile parece florecer por las grandes alamedas, pero seamos claros:  No basta la voz de los estudiantes.  ¿Acaso ha cambiado la dirección del gobierno respecto de la educación nacional?  ¿Acaso todas esas decenas de marchas que la mayoría ciudadana aplaudió desde el fondo de su corazón, no se despeñan como terrones contra el suelo amargo de la sordera oficial?  Y acaso esa evidente desazón no  reproduce una y otra vez la crudeza de las encuestas públicas, y sin embargo nada.  Nada es capaz de doblar la mano de una administración indolente cuyo norte pareciera ser el extravío permanente, con rimbombantes volteretas de carnero incluidas, tan periódicas como desconcertantes, que no hace más que corroborar esta impensada imagen del desorden.  ¡Eso! -replicó Jovino Novoa- por supuesto sin la inocencia del despelote permanente que la ciudadanía capta “ a ojo de buen varón”.


 El “desorden” que Novoa le enrostra al Ejecutivo representa el sentimiento más profundo de la derecha dura, no de aquella otra vertiente populista que cacarea como un triunfo esto de la portalibidad numérica, sino más bien aquella que cierra todos los espacios a la competencia de verdad (ver el caso Nextel), aquella que prefiere pagar un par de multas con tal de cerrar el paso a nuevos actores que se repartan la torta; casi como cuando los clandestinos pagan el parte para seguir vendiendo alcohol una y otra vez, sólo que este clandestinaje es de tal envegadura que se necesita algo más que la orden municipal para clausurar el cuchitril.

La inquietud de Novoa remece el andamiaje anquilosado desde hace décadas, y que buenos frutos ha rendido desde la esencia ideológica con fue diseñado:  Un sistema binominal inamovible, para la “estabilidad” del país, si entendemos por estabilidad la ignominiosa manera de repartirse el poder político a dos bandas, donde ya nadie es fiel a sus convicciones sino a cuanto lobbysta pulule por los pasillos del Congreso, estabilidad donde las grandes cadenas se  afilan al colmillo para  recaudar utilidades al más puro estilo medieval, donde las recaudaciones simplemente se han modernizado y el antiguo feudalismo se ha transfigurado.   Evolucionar la manera de exigir trabajo barato y alto endeudamiento como la más eficaz forma de mantener el control económico de una población progresivamente asfixiada y desesperada.

No es raro aún -a pesar de las manifestaciones estudiantiles- encontrarse con un ciudadano clausurado, “a puertas cerradas”, introvertido y desanimado:  Sólo el quebrantamiento lo lleva a balbucear:  “Mire Ud., los cabros apenas lograron migajas, ¿qué le queda al ciudadano de a pie, aquel que no tiene ningún grado de asociación, donde la masa crítica es sólo él con su vendaval de urgencias?”.  Y no deja de tener razón:  Aún en nuestros días, aquí mismo en Puerto Montt, las prácticas ilegales en materia laboral son pan nuestro de cada día, hay empresas donde el contrato de trabajo es una mera formalidad,  donde los horarios simplemente no existen y el vapuleado principio de la certeza jurídica no pasa se ser un chiste grotesco, casi trágico, donde ni los feriados, ni los domingos, ni siquiera el sagrado descanso en las horas de la noche no se respeta, ni se paga.  Pareciera un exageración, de no ser por lo crudo y amargo de esta realidad fraudulenta y diariamente dolorosa.  Pero aquella ruin expresión del sistema resulta sólo en “el daño colateral del modelo”, según Novoa.





No es raro entonces encontrarse de bruces con grafittis que impactan: “La única iglesia que ilumina es la que arde”.   Ante la asociación de aquella iglesia que se nutre de los aportes de esta calaña de empresarios, los mismos que engalanan los dinteles de sus oficinas con cruces e íconos religiosos como si en ellos se lograra la fortaleza de la empresa, son los mismos que acompañan el Te-Deum anual en agradecimiento a la patria y la buena ventura de la gracia divina, donde la prosperidad se supone fruto del esfuerzo y el trabajo, esa tan alejada de la ilegalidad, del atropello, y del aprovechamiento de los más débiles y necesitados de siempre.

Me sorprende escuchar a respetados panelistas de más de algún canal de televisión cuando “no comparten” esto de que el sistema esté hecho para abusar.  No tengo más que admitirlo:  «no se siente (se ve o se experimenta) la realidad lo mismo desde una choza que desde un palacio».   El viejo Engels, lamentablemente,  aún sigue teniendo razón.


 Claro que el desorden impetrado por Jovino tiene que ver más con las intenciones reformistas al sistema político, que algunos desde la propia derecha gobernante han accedido a revisar y hasta “retocar”, de modo que en la génesis de este fárrago está la arrancada con los tarros, que según Novoa, se manda el Presidente.  El pacto de RN con  con la DC resultó ser casi la traición misma, un cambio de eje, toda una revolución inaceptable, sobre todo si el Status Quo ha sido tan, pero tan benévolo.  El problema es para quién.  Sin dudas no para quien pone las lucas, o sea, los sudorosos de siempre:  El tema es que estos ya dejaron de ser sólo la mano de obra más barata, o los impúdicos obreros que desde las alturas le gritan cosas a la niñas,  No señor, hoy los sudorosos incorporan nada más ni nada menos que esos viejos olvidados de la Concerta:  La insufrible clase media, es decir los que pagan todo, todos lo tributos habidos y por haber, los que no tienen depreciación acelerada que rebaje utilidades, los que no postergan el Global Complementario a través de reinversiones truculentas, los que no tienen asisitencialismo porque no lo necesitan, sino  toda esa educación carísima y de mala calidad, toda la ansiedad de una salud aún más cara y que es harina de varios costales que se vienen.


El asunto es que estos nuevos sudorosos, poco a poco, aunque lento en la mayoría de los casos, han aprendido a leer y buscar en la prensa digital, las redes sociales y cuanta página alternativa presente una nueva realidad, una visión distinta a las clásicas editoriales de El Mercurio o La Tercera, diarios que por lejos no representan las inquietudes de la gran clase media, de manera que éstos se nutren en una medida cada vez menos despreciable de medios más dinámicos y confiables.  Poco a poco, se va construyendo un país mejor informado, (horror de los horrores).

Desde esa perspectiva, los temores de don Jovino resultan casi razonables, una chusma informada lo hecha todo a perder:  -Ya ven Uds., casi embroman el negocio de la educación.

Además sería nefasto entrar a revisar el Binominal.   Una cosa distinta es que jodan por una palabrita, -esto de régimen militar o dictadura da lo mismo- y otra es cambiar el sistema de “estabilidad política”, eso duele en el alma de cualquier emperador, a fin de cuentas alma gemela de la dictadura empresarial que se ha mantenido camuflada durante  décadas, gozando de las generosas leyes de amarre que les dejara el augusto régimen.  A estas alturas lo temores de don Jovino le han  colmado la paciencia y con justicia se puede hablar de los temblores del caballero, que pataletas incluidas intenta frenar a como de lugar esto de los perfeccionamientos políticos.  Mucho más fácil esto de los perfeccionamientos tributarios, que a fin de cuentas no perfeccionan nada y los aumentos impositivos simplemente se trasladan a los precios finales, de manera que el mayor valor lo paguen los consumidores, total no hay mucho donde elegir y se termina comprando igual. 

Algo similar ocurre con las multas a las farmacias coludidas, que desde hace años vienen trasladando vía precios el “ejemplar” castigo fiscal.   Una lógica simple pero efectiva.  El comercio no se detiene, ni las ansias de devorarlo todo. 

Y nosotros ¿dejaremos una vez más que ellos se acerquen y se lleven nuestras flores?  el pimpollo de nuestra inocencia, o acaso los pétalos de nuestra apatía.  ¿Cuántas veces emergen en medio de descanso a través de uniformes noticieros, a través de sus diarios tendenciosos y faranduleros? Y no decimos nada.  Bueno, no tenemos porqué perpetuar la historia, ya nos robaron la voz durante mucho tiempo, es preciso creer en un mañana donde nuestra opinión se escuche y ocupe la soberanía que le corresponde.

El Chile que renace


El temor a la participación ciudadana son los verdaderos temblores del Sr. Novoa, la representación popular y proporcional pueden reescribir el destino y sacudir el determinismo político al que ha estado condenado este Chile.

Es hora de involucrarse, de volver a sentirse ciudadano, de re-encantarse con la vida y el futuro, par ello es necesario un camino donde las acciones dejen de lado la inocencia de una marcha y se traduzcan en posturas capaces de jaquear lo más sagrado de este  sistema de oligopolios:  El bolsillo de los usureros, mientras ello no ocurra “una marcha más o una marcha menos, da lo mismo”.


Gabriel Reyes
Cónsul PPdM para Puerto Montt

jueves, 1 de diciembre de 2011

SOBRE ALGUNAS "REINCIDENCIAS"




El 13 de octubre del presente, en el salón municipal de Valdivia, vio la luz este libro “Reincidencias” de la escritora Ana Rosa Bustamante, editado por Kultrún y financiado por el Conarte.  Me habría encantado estar allá, pero Ana sabe de las tiranías laborales. 

Sin duda, Una primera lectura de este poemario no fue lo suficiente para embeberme de este río de emociones que me dejó huérfano en medio de la noche, solo frente al universo danzante por mis sienes:  Quería saber qué cosa, por qué Ana Rosa había escrito de esa manera, tan lejana y brutal, tan extraña y familiar a la vez, tan remota y cercana como la contradicción misma.  Estaba frente a los recovecos de una geografía emocional ondulante y sinuosa donde la opción del diálogo femenino se encaramaba desde el fondo del inconsciente como un viaje a través del tiempo, un viaje de voces duras, a veces tenues, otras, encendidas y desafiantes.

Es que Reincidencias es un carrusel de Anitas, muchas en una sola mujer, desvariando la negación del encierro en la trampa del tiempo, desde siglos hasta nuestros días en aquella visión de un mundo tachonado de roles multifacéticos:  Mujer, madre, amante sometida, esclava, pero también libertaria, dolorosa y fecunda.  La poesía de Ana Rosa se eleva como expresión de la trascendencia más allá de la vida, pero sobre todo de la rebeldía de ser mujer frente al error de la desgracia.

Una decisión del diálogo femenino que además desnuda las fortalezas de la mujer en el tiempo, que desfallece y renace para reclamar lo que por derecho le niegan las sirenas y los atardeceres de horas ciegas:

¡qué hilos cortantes amarras como/ adornos a mi cuello!/ yo sangro en esta hora por mi lengua/ muda como un luto y extendida/ cruz luciente en el fondo de mi seno/ hambrienta Ifigenia con sus ojos / negros se resigna a tu olvidado tiempo.

Doliente y amadora, pero también temerosa de sus miedos recientes.  Allí cataliza la memoria colectiva de un mundo que se debate entre las ruinas de la bajeza humana:  Hoy no necesito calor/ sino un témpano/ un témpano para el dolor.  O aquellas Flores y pájaros:  allí donde el auto negro/ detenido/ permanece con un orificio/ y un grito/ que despedaza flores/ flores y pájaros,/


Ana Rosa Bustamane
Sufrimiento, pero también la esperanza  a pesar del dolor que ancla en su mirada tibia, una mirada /al frente/ sea nítida/ ver que no nos hemos muerto/ ni nos han matado/ los feroces animales que deambulan/ entre tiernas manos y besos/ y las noblezas/ que todavía no se extinguen.     

Tierna y lujuriosa en aquellos labios de fuego:  Amé la vida porque estabas en ella,/ amé al puerta del sol cuando penetró profundamente/  y yo repté/ y abrí mis ornamentos,/ porque era la única manera de ofrendarte.

Tales son estas Reincidencias, abruptas, fuertes, pero absolutamente ciegas de inocencia: 

POESIA

Como un cielo pálido
sin la menor intención
de lanzarme a los truenos
y rayos que partirán la noche,
sea esta de invierno o verano,
felino de silenciosa danza
sin anuncio
me estrella a su encía, a su garra

el poema. 

Ella sabe que otros fisgonean sus escritos, que tarde o temprano estas líneas llegarán a algún puerto de hambre donde sus versos serán descuartizados, y lo asume con la entereza que la caracteriza.

Ella sabe que los versos atrapan la palabra del discurso unificado no sólo por el acento sino que también por las pausas potenciales del significado oculto tras el manto del significante, toda vez que la representación, el concepto mental del significado se enriquece con la interacción de otros significantes en ese triángulo semiótico que enseñorea la referencia de las voces que subyacen en el universo de esta obra interesante, donde el trabajo en el manejo del idioma es otra vertiente digna del análisis.

Anita Rosa, a quien tuve el privilegio de tener en mi humilde casa a principios de este año es una incansable trabajadora de la cultura que bien merece un sitial en la letras del sur de Chile, por su tremenda vocación de escritora y su infinito amor a la poesía.

Desde Puerto Montt estas letras, que no tienen el ánimo del juicio a su obra, ya que no soy crítico, sino que nacen desde la poesía que nos hermana.   



Gabriel Reyes,
Cónsul PPdM para Puerto Montt.
http://gabrielreyeschile.blogspot.com

martes, 1 de noviembre de 2011

FALLAS DE RAZONAMIENTO (El silogismo aparente)



 
 
“Puedo caminar y no caminar
Pero caminar y no caminar es imposible
Puedo lo imposible.”

Este es un clásico ejemplo de una lógica donde las conclusiones no son comprobadas, y lo más probable, equivocadas.  Pero es impresionante como esta manera de inferir las cosas sigue en nuestros días haciendo eco en los incautos que prefieren dejar a otros la tarea de pensar y dejarse llevar por todo aquello que se escucha o se ve sin  cuestionar nada de su esencia.

“Este está fallado”, era lo mismo que andar lesito, o algo duro de cuesco.  Entre niños un motivo de juego o de burlas cuando algo no andaba bien en la cabeza del otro, ya sea porque el conocimiento era más esquivo, los cálculos no cuadraban,  o el señalado era poco avispado o más bien flojito.

Comprensible cuando de juegos de niños se trata, porque a través de ellos van conociendo el mundo y las enormes potencialidades que este encierra.  Cada día un nuevo desafío al intelecto o a las habilidades. 

martes, 25 de octubre de 2011

VIOLENCIA PURA


Toma del Ex Congreso Nacional

La RAE dice que “violencia” es acción de utilizar la fuerza y la intimidación para conseguir algo, acción y resultado de violentarse,  cualidad de violento, y coacción.

Me fui a la fuente del idioma para ver si en realidad andaba tan requete perdido, y porque que de una vez y para siempre  debía de alejar las dudas que rondaban como un enjambre entre tanto cacareo mediático, dimes y diretes (más dimes porque los diretes no son privilegiados en la tele, y  la  relación entre ellos casi siempre es de 10 a uno), así que sería bueno esto de la claridad en las definiciones conceptuales.

Lo cierto es que la sede el Ex Congreso Nacional fue sorprendida ni más ni menos que por  un grupo de “violentistas” que “excedieron todos los límites posibles” y le gritaron horrorosas barbaridades al Ministro de Educación Felipe Bulnes y compañía.  A tales extremos llegó esta situación que don Felipe debió salir raudamente de la oficina copada para salvar su honor y la vida, porque estos “violentistas” no perdonan la integridad de nadie, y lo más probable es que hayan sido entrenados en Cuba y hasta carne humana (más tiernita que la del ministro) coman en abundancia.  

domingo, 16 de octubre de 2011

NADA ES PARA SIEMPRE


Ex-estación de ferrocarriles Angol

No  hay mal que dure cien años, ni tonto que lo resista reza el refrán que tempranamente nosenseñan desde niños, como para graficar esto de la dinámica de las conductas humanas, porque “hasta los fierros entienden con unos buenos golpes”.  Lo cierto es que el acervo popular tiene una respuesta para todo, una arquitectura creada a fuerza del ensayo y error, hasta que se convierte en un adagio más bien aceptado por todos, casi como una ley física, y mejor incluida en el chasis de cada uno como parte de una conciencia colectiva que nadie discute.

miércoles, 5 de octubre de 2011

DIA DE LA DIGNIDAD AMERICANA




"Todavía el látigo de la desidia y el hostigamiento azota las comunidades mapuche de Chile (y Argentina) que aún se levantan contra la usurpación y la marginación impuesta en nombre de la ley por un Estado hostil, que no duda en aplicar textos antiterroristas (incluso a menores de edad) con tal de asegurar una postura enérgica que garantice a las forestales y a los grupos fácticos del poder económico, que estos pueblos están bajo control."


Estaba en el museo Dillman Bullock,  en el fundo El Vergel de Angol,  Novena Región de la Araucanía, frente a algunas de las piedras horadadas por los kofqueches -cultura inmediatamente anterior a la mapuche- cuando topé con la figura de una momia (aclaro que no era la Patricia Maldonado) sino una verdadera momia nortina, en una caja de cristal, semidesnuda, acuclillada sobre un sopor de 5000 años.

Cerré los ojos un instante, y ese esqueleto corría convertido en un niño por la pampa, libre como el viento.

Sólo un chasquido de los dedos, y al abrir los ojos,  el misterio de su vida se alejó hasta mi cara, viajó miles de años para recalar tan sólo unos segundos  ante la fragilidad de mi presencia.  No podía dejar de preguntarme cómo habría sido su vida en el norte de Chile, bajo esos cielos azules,  sin nada que ambos tuviéramos en común más que el destino de la muerte en algún lugar del tiempo.  Podía ver la carne de su cara conservada por la sal, su cabello y su manta tejida.  Estaba frente a frente con un antiguo habitante de mi país, uno tan verdadero y original, que compartía la calidez de su libertad con mis temores frente a la vida; sus ojos tenían la suavidad de un descanso eterno no traumático, muy lejos de la crueldad de la conquista cuando el tiempo se encargaría de hacer pasar por esos mismos lares la pisada de los torvos españoles, ávidos de riqueza a cualquier precio.